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21-09-2017 |
Sobre las amenazas de Trump a Corea del Norte
Rolando Astarita
Ayer, en su discurso ante la Asamblea General de la ONU, el presidente Donald Trump amenazó con “destruir totalmente” a la República Popular Democrática de Corea. “Si EEUU se ve obligado a defenderse o defender a sus aliados, no tendremos más elección que destruir totalmente a Corea del Norte”, dijo. Trump también atacó a Irán, Venezuela, Siria y Cuba, a quienes calificó como “los flagelos del planeta”. Pero el peso de sus invectivas fue hacia el régimen norcoreano.
Si bien muchos no acuerdan con las formas de Trump, la idea de que Corea del Norte representa una amenaza “para la comunidad internacional” es sostenida por la mayoría de los gobiernos y los grandes medios, y se ha instalado en la opinión pública. La RPDC sería la agresora y EEUU y sus aliados los agredidos. Sin embargo, no existen fundamentos para tal idea.
Para ver por qué, empecemos con lo central, las diferencias de poder económico. El producto nacional bruto de EEUU es de 18,75 billones de dólares; el de Corea del Sur es 1,35 billones; el de Japón (otro país supuestamente amenazado) 5,44 billones. El producto bruto de la RPDC, según las estimaciones del Banco de Corea del Sur, es de apenas 28.500 millones de dólares. Esto significa que el producto estadounidense es unas 650 veces superior al de Corea del Norte . Se calcula, además, que el presupuesto militar de la RPDC le insume un cuarto de su PBI. Con semejante disparidad, ¿cómo se puede pensar que la RPDC quiera embarcarse en una guerra contra, por lo menos, EEUU y Corea del Sur (a los que se podría agregar Japón)? Con el agregado de que el régimen de Kim Jong-un no tiene confianza en que China lo respaldaría en caso de conflicto armado.
En cuanto al plano militar, EEUU tiene un estimado de 6800 cabezas nucleares. Corea del Norte apenas 10 (otros países: Gran Bretaña 215; Francia 300; Rusia 7000; Israel 80; China 270; véase https://www.armscontrol.org/factsheets/Nuclearweaponswhohaswhat ). Tengamos presente, además, que durante gran parte de la Guerra Fría EEUU mantuvo en Corea del Sur bombas nucleares y cabezas de misiles. Aunque fueron retiradas en 1991, Washington conserva la capacidad de ataque con submarinos lanzamisiles, bombas H y cohetes tierra-tierra de medio y largo alcance. Sumemos que hay tropas estadounidenses estacionadas en Corea del Sur, y todos los años se realizan ejercicios militares conjuntos. Por otra parte, EEUU ha enviado barcos de guerra, submarinos nucleares y portaviones a aguas cercanas a Corea del Norte. También ha hecho volar bombarderos nucleares estratégicos por sobre el territorio de la RPDC. Hay que subrayar asimismo que la hostilidad de EEUU hacia Corea del Norte ha sido permanente. Por caso, George Bush la incluyó , junto a Iraq (al que luego invadió), en “el eje del mal” y la llamó “nación estafadora”. Obama, por su parte, amenazó con lanzarle una guerra. Con este panorama, y al margen de la retórica de Kim Jong-un, todo indica que el gobierno de la RPDC está más interesado en disuadir un ataque, que en lanzarse a una guerra en la que inevitablemente sería arrasado.
Señalemos también que históricamente las amenazas de EEUU a Corea del Norte proporcionaron argumentos al régimen de los Kim para su “política militar primero”. La misma fue fundamental para evitar el colapso del régimen luego de la caída de la URSS, y mantenerlo durante la hambruna de mediados de los 1990. Oficialmente el discurso es que hay que defender la unidad entre el Partido, el Ejército y el Pueblo frente a los enemigos externos. En la práctica, se busca asegurar la primacía del aparato militar y la continuidad del régimen estatista burocrático (sobre la naturaleza del régimen, aquí ). Esta orientación militarista se reforzaría a partir de las actividades pro-mercado y cierta inversión extranjera directa que comenzaron a crecer en los últimos años (aunque la IED parece haberse frenado en el último año y medio).
Por último, recordemos el marco general de la política estadounidense. En Valor, mercado mundial y globalización , escribíamos: “… lejos del mundo de paz y tranquilidad que algunos auguraron a la caída del Muro de Berlín, la última década ha sido testigo de intervenciones militares, operaciones desestabilizadoras y bloqueos económicos contra regímenes que se resisten ‘al orden mundial del capital'… (…) El capital más internacionalizado y concentrado necesita, mediante la violencia y el despliegue del aparato técnico militar más sofisticado que haya conocido la historia, garantizar las condiciones para la explotación e imponerse en la guerra de la competencia” (pp. 357-8). Con respecto a Corea del Norte precisábamos que no sería el proyecto de convertirla en una colonia lo que está en la base del hostigamiento imperialista, “sino su postura ‘fuera de órbita' frente a la globalización y el mercado mundial” (ibid). Esta orientación de EEUU y sus aliados se mantiene al día de hoy.
Fuente: https://rolandoastarita.blog
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